No se debe hacer menos, las advertencias que se están dando (con tiempo de anticipación) de la posible llegada de una cuarta ola de contagios de Covid en México, y en especial, en nuestro Durango. Para la mayoría de las personas parece haberse olvidado ya el tema de la pandemia, sobre todo por que se nos quedó muy grabado en la cabeza que estamos en semáforo verde.
El Gobierno del Estado y los de los municipios, tienen ya las otras experiencias donde al abrir (o relajar) las medidas sanitarias, vino el disparo de los contagios. Al permitir la apertura de aforos, la realización de eventos masivos, la apertura de todas las actividades comerciales, la gente se volcó a las calles y las oficinas, a comercios y eventos sociales, ya los temas son otros, el de la pandemia se olvidó, pero a partir de la semana pasada, los casos de contagios y decesos por este virus, vienen presentando un ligero repunte en Durango, algo que ya a nadie le interesa.
Es cierto, avanzó el esquema de vacunación incluyendo menores de edad, pero no está el cien por ciento de la población vacunada, y si así fuera, las nuevas variantes de Coronavirus se están riendo de las vacunas. La cuarta ola vendrá en enero y febrero, luego de la reapertura de festejos, de las cenas navideñas, de la infinidad de posadas en casas, centros de trabajo, antros y fincas. ¿Por qué no advertir eso desde ya? Si bien la apertura de comercios y empresas y en general de toda actividad social es benéfico para la reactivación económica, si tomamos medidas con tiempo para no entrar a esta cuarta ola, nos va a evitar que en el futuro inmediato otra vez tengamos que restringir la movilidad, algo que volvería a pegar a los comercios por cuarta ocasión. Diciembre se percibe como un caos de contagios, fiesta, alegría y derroche. Aún estamos a tiempo de evitar una cuarta ola.