COYUNTURA ECONÓMICA
Ante el COVID, la desigualdad ha dejado entrever uno de los principales problemas de nuestro país, un México en el que el género, la edad, el color de piel e incluso la región de origen implican términos de desigualdad.
Durante estos días, el Instituto Mexicano para la Competitividad anunció los últimos hallazgos en materia de desigualdad entre hombres y mujeres, en donde podemos observar los efectos económicos sobre las mujeres trabajadoras, pues según el IMCO, la pandemia ha puesto desafíos sobre las mexicanas, pues los datos apuntan que la responsabilidad doméstica y del cuidado recae principalmente en la mujer, pues ellas dedican el 64% de sus horas a la semana al hogar, mientras que los hombres sólo el 24%, pero además; es importante considerar que esta situación se ha visto aumentada por la falta de las clases presenciales y estos factores aumentan la brecha de desigualdad laboral entre hombres y mujeres.
La actual situación de salud ha obligado a que, en muchas regiones, las madres de familia se vean obligadas a dejar sus actividades laborales por recurrir al cuidado de sus hijos, pues, aunque se ha visto una ligera recuperación económica desde junio, los hombres están regresando más rápido al mercado laboral que las mujeres, pues de abril a junio, de este año, las trabajadoras propias aumentaron del 14% al 23%, mientras que la tasa de trabajadoras no remuneradas se duplicó.
Además, el 53% de las mujeres trabajadoras se concentra en sectores que han sido más afectados por la pandemia y cuya recuperación es lenta, pues de acuerdo con la ENOE, el 53% de las mujeres ocupadas trabajan en alguna actividad de servicio mientras que la tasa de hombres es del 36%, además, el IMCO señala que el trabajo a distancia favorece más a los hombres que a las mujeres, así como a los empleados con mayor nivel de ingreso. Un estudio del CEEY muestra que, en el nivel de ingresos más altos, tres de cada diez trabajadores son hombres ocupados en trabajos susceptibles de llevarse a cabo desde el hogar, mientras que solo hay dos mujeres en el mismo tipo de trabajos.
Con base a lo anterior, no podemos negar que las acciones de la desigualdad, hoy por hoy siguen estando vigentes, aun y cuando se ha trabajado en la lucha de mayores oportunidades para todos, por lo que, además, el IMCO propone robustecer las estadísticas para medir las brechas de género, ampliar el sistema de cuidados infantiles para que beneficien a los trabajadores formales, incentivar la adopción de políticas corporativas de integración vida-trabajo, finalmente, diseñar programas sociales en los que las mujeres trabajadoras de grupos vulnerables sean prioridad, por lo que aún hay mucho que hacer.