INNOVACIÓN SOCIAL
El miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales a amenazas reales o percibidas y, en ocasiones, cuando nos enfrentamos a la incertidumbre o lo desconocido. Por lo tanto, es normal y comprensible que las personas experimenten miedo en el contexto de la pandemia de COVID-19.
Además del temor de contraer el virus en una pandemia como la COVID-19, se encuentran los cambios significativos en nuestra vida diaria, ya que nuestra movilidad se vio restringida en apoyo a los esfuerzos para contener y ralentizar la propagación del virus. Ante las nuevas realidades del trabajo en casa, el paro de labores, la escolarización en casa y la falta de contacto físico con otros familiares, amigos y compañeros, es muy importante cuidar nuestra salud mental y física.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo alrededor de 450 millones de individuos actualmente padecen algún tipo de trastorno mental. Estudios realizados por la OMS arrojaron que para este año 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad a nivel mundial, lo cual se vino a agudizar por el tema de la pandemia.
La Secretaria de Salud de nuestro país, estima que los 15 millones de personas que padecen algún trastorno mental en México, la mayoría son adultos jóvenes en edad productiva, siendo los principales trastornos la depresión, la ansiedad, el déficit de atención, el autismo y aquellos relacionados con la conducta alimentaria.
De manera específica el impacto psicológico en estudiantes universitarios mexicanos por confinamiento en la pandemia de COVID-19 se vio matizado por la presencia de altos indicadores de síntomas como el estrés (31.92%), problemas para dormir (36.3%) y la ansiedad (40.3%); y con menores índices porcentuales, pero de suma importancia, los síntomas psicosomáticos (5.9%), disfunción social en la actividad diaria (9.5%) y depresión (4.9%), especialmente en el grupo de las mujeres y en los estudiantes más jóvenes (18-25 años). En este último grupo se detectó que los mayores niveles de ansiedad se observaron en los hombres.
En función de los resultados anteriores, que fueron obtenidos de investigaciones realizadas por varias Universidades en nuestro país, estas concluyen la necesidad imperiosa de implementar programas de prevención, control y disminución de los efectos psicológicos generados por el confinamiento durante la pandemia de COVID-19 con el objetivo de garantizar el bienestar y la salud mental de los estudiantes universitarios, dado que esto ya impactó en su rendimiento y motivación, pues según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) difundidos el mes de Septiembre, señalan que la deserción en el ciclo escolar 2019-2020 para el nivel básico alcanzó 10% de la matrícula, lo que significa que dos millones 525 mil 330 alumnos de preescolar, primaria y secundaria abandonaron sus estudios en plena contingencia sanitaria. Además, 305 mil 89 universitarios, equivalentes a 8% de la matrícula en ese nivel educativo, también lo hicieron y se estima, además, que 800 mil alumnos ya no transitaron de la secundaria al bachillerato.
Sin duda los datos son alarmantes, por ello se deben considerar implementar, en cuanto sea posible, en las escuelas, así como en los centros laborales, programas que ayuden a mitigar el estrés, basándose en las recomendaciones que hace la OMS para ello, que están dirigidas a la población en general para mitigar los efectos del estrés, mismas que tiene como base las siguientes sugerencias:
· Las personas que están afectadas por COVID-19 no han hecho nada malo, no tienen culpa y merecen nuestro apoyo.
· Protegerse a uno mismo y brindar apoyo a otras personas.
· Informarse sobre lo que en realidad está sucediendo, y no escuchar los rumores y la información errónea.
· Buscar información únicamente de fuentes confiables (como la OMS, OPS y Ministerio de Salud) sobre medidas prácticas que le favorezcan, preferiblemente una o dos veces al día y a horas específicas.
· Minimizar el tiempo que dedica a mirar, leer o escuchar noticias que le causen ansiedad o angustia. Evite escuchar o seguir los rumores que le hagan sentir incómodo y procure aquellos con contenido positivo, alegres y entretenidos.
· Tratar de mantener las rutinas personales diarias, como el sueño, la higiene personal, los horarios de alimentación, la limpieza del hogar.
· En los períodos de estrés, prestar atención a las propias necesidades y sentimientos.
· Realizar actividades saludables que le gusten y que encuentre relajantes.
· Hacer ejercicio regularmente y consumir alimentos saludables.
· Mantener una red social activa, sobre todo con aquellas personas positivas.
Sin duda esta pandemia nos está poniendo a prueba en todos los sentidos, busquemos apoyar de cualquier manera a otros en la medida de lo posible, siendo empáticos y dejando la indiferencia a un lado, ya que sea cual sea nuestro rol social en este momento, ya sea estudiante, ama de casa, trabajador, profesor, médico, etc., recordemos que a todas y todos nos ha afectado o nos está afectando la presencia de COVID-19; promovamos pues desde nuestro ámbito la implementación de acciones que nos ayuden y ayuden a los demás a tener una mejor salud mental, de lo contrario la segunda pandemia será precisamente en este aspecto.
¿No lo cree Ud. así estimado lector?
@FcoIbarraGuel