INNOVACIÓN SOCIAL
A nadie le queda la menor duda de que apostarle a la educación es apostarle al desarrollo, entre más educada sea la sociedad, una mayor perspectiva tendrá de su realidad y del cómo afrontar los retos que se le presentan día a día.
La investigación científica es fundamental en el proceso de desarrollo social, pues sería vano educar solo con el conocimiento que la humanidad tiene hasta el momento sin proponer la generación y aplicación de uno nuevo adecuado al contexto actual, o sin tener una visión de futuro.
Sin procesos adecuados para apoyar la investigación y la innovación es muy complicado que se desarrolle la economía de un país o de una región, por ello es fundamental que todos los gobiernos volteen a ver este aspecto como algo prioritario para sus agendas, ya que a través del apoyo a la ciencia y la tecnología, y una buena articulación entre la academia, la sociedad civil, el sector productivo y los entes públicos, es posible resolver los problemas más apremiantes, siempre y cuando se tome en cuenta que el mayor capital para lograrlo está en el talento de las generaciones actuales y futuras.
Pero, ¿cómo hacerlo?
Los países que han logrado alcanzar altos grados de desarrollo, lo han hecho apostándole a invertir buena parte de su PIB a la investigación, mas no solo eso, han buscado tener más registros de patentes a nivel internacional (no nacionales), subsidiar más a sus universidades (equipándolas), apoyando a las empresas siempre para que generen un valor añadido a sus productos, atrayendo inversiones a través de la vocación productiva con que cada región cuenta; vinculando entre sí, además, a las empresas dedicadas al desarrollo de alta tecnología como lo son las destinadas a la informática, biotecnología, electrónica, etc., sin dejar de buscar de manera continua el concentrar y propiciar el desarrollo de más investigadores.
Desafortunadamente nuestro país, pese a todo el potencial que tiene tanto en infraestructura académica, de talento y la capacidad productiva, dista de estar positivamente en la ruta sólida donde el crecimiento económico esté basado en el desarrollo científico y tecnológico, como lo están otros países como Corea del Sur, Alemania, Finlandia, Suiza, Israel, Singapur, Suecia, Estados Unidos, Japón o Francia, pero ¿cuál ha sido el motivo por el cual no lo hemos logrado?: la falta de articulación de objetivos y estrategias entre la parte científica, las políticas públicas y los problemas locales que aquejan directamente a la sociedad, ese ha sido el verdadero problema.
No basta con que se destinen más recursos a la formación de profesionistas como investigadores, es necesario que éstos se formen más en las áreas del conocimiento que permitan el solucionar las áreas de oportunidad más apremiantes o que generen inversión; no basta con abrir más universidades o carreras, es necesario que éstas estén enfocadas a las vocaciones actuales, regionales y de futuro para poder ser más competitivos; no basta con que los investigadores escriban artículos o que estén en el Sistema Nacional de Investigadores, es necesario que las redes de investigación y cuerpos académicos de todos los subsistemas funcionen como uno mismo, y no basta con que exista un ley de educación o de ciencia y tecnología, si éstas no están orientadas a garantizar los apoyos para que los desarrollos tecnológicos prioritarios se concreten apoyando el capital humano y a las empresas que deseen invertir en la educación en nuestro país.
La solución está en la estrategia, en la buena dirección, en la correcta elaboración de políticas públicas en beneficio de todos, tanto desde las instituciones educativas, las empresas y las instancias públicas; si dejamos pasar el tiempo de nada va a valer tener más gente preparada, más científicos, más instituciones, más empresas, si no disminuyen las brechas sociales como la pobreza, los bajos salarios, el desempleo y el desaprovechamiento de las vocaciones regionales, lo que nos mantendrá siempre como un país que siempre quiere pero nunca puede estar en vías de desarrollo.
Cuando nos demos cuenta que cada quien, desde su ámbito, sumando y multiplicando capacidades y talento, sin distinción ideológica, a través de la buena política y buscando el bien común, es cómo podemos salir adelante como país, en ese momento podremos realmente argumentar que vamos creciendo, mientras tanto, nuestros logros serán siempre pírricos, seguiremos siendo un país sólo consumista de tecnología de otros, sin estar realmente en la tan vigente economía del conocimiento en el que el primer mundo transita desde hace ya mucho tiempo.
¿No lo cree usted así, estimado lector?
@FcoIbarraGuel